Todo lo anterior está bien pero, ¿cómo comienzo a trasladar esa pasión por una idea a la realidad?
No existen fórmulas mágicas para ello, pero si una forma de proceder con bastante sentido común y que a mi me ha ayudado muchas veces.
El primer paso es el más importante. Se trata de hacer un esfuerzo por reflejar el POR QUÉ de nuestra idea sobre el papel. No se trata de escribir “novelas” sino de conseguir resumir en una página las razones esenciales que nos llevan a creer en la idea que proponemos. Debemos ser capaces de poner esta razón o razones por escrito de forma que al releerlas nos asombremos del sentido del planteamiento. Si eso que hemos escrito nos “enamora”, genera la ilusión por contarlo a quien debamos contarlo, entonces tenemos algo interesante entre manos. Si no nos enamora, no nos emociona llevarlo a cabo, entonces mejor seguir reflexionando sobre la idea y su “porque”.
Parece fácil pero no lo es. Resumir con pocas palabras, no más de una o dos frases, la esencia de lo que pensamos que es una buena idea que merece ser llevada a la práctica no es nada sencillo.
Es curioso pero la experiencia me ha mostrado que la capacidad de abstracción, esa que nos permite hacer cosas sin hacerlas realmente, sólo imaginándolas, es algo muy poco habitual. Por alguna razón, tendemos a la acción sin dedicar suficiente tiempo antes a la reflexión. A entender y poner por escrito el por qué de lo que vamos a hacer. Las consecuencias negativas de esta carencia no se hacen esperar. Sin tener muy claro el por qué, el objetivo que perseguimos, es casi seguro que las acciones que acometamos se alejarán muy pronto del camino que conduce a hacer realidad la idea original que nos mueve.
“La insuficiencia de recursos financieros propios por falta de ahorro son una de las causas principales de la vulnerabilidad de las familias. Especialmente de aquellas que viven con pocos medios. Recursos que permitirían eliminar la dependencia de la usura, acceder a una mejor alimentación, vivienda, salud y educación, así como poder invertir en la mejora de sus emprendimientos. Vamos a conseguir que las personas/familias se capitalicen (generen los recursos financieros propios de los que ahora carecen) a través de un proyecto asociativo de economía colaborativa y educación en el ahorro y su gestión a largo plazo”.
Una vez hemos plasmado la idea por escrito, de forma breve, clara y atractiva, podemos pasar a concretar. Nunca antes. Pero asegurémonos de haber trasladado al “por qué” algo que realmente pueda captar el interés del público objetivo.
Sirva como ejemplo el “por qué” del proyecto Ahorrar para Aprender desarrollado desde 2014 por Fundación I&C, Inversión y Cooperación:
El siguiente paso será poner también por escrito el QUÉ y el COMO la vamos a llevar a cabo. El QUE puede tratarse de un resumen claro sobre los productos o servicios ofrecidos. El COMO tiene que ver mucho con valores y fortalezas, con aquellos aspectos que nos hacen diferentes de la competencia. Pero de ambas cosas ya hablaremos en otro momento.
Vale la pena ver el siguiente vídeo de Simon Sinek sobre este tema: